Si has escuchado hablar sobre la Cosmología y tienes dudas o curiosidad, o incluso si nunca habías leído acerca del tema, este es el lugar correcto para informarte. Conoce qué es la cosmología y cómo influye en el curso de nuestra historia como seres humanos.
Seguramente has escuchado muchas veces que el hombre siempre se ha hecho preguntas del tipo: ¿Quiénes somos? ¿De dónde viene nuestra raza? ¿Qué nos espera más allá de lo que conocemos? Aunque muchas veces la respuesta se basa en explicaciones espirituales o religiosas, también la ciencia se hace estas preguntas y busca una explicación.
La Cosmología es una ciencia, enfocada en entender, desde su origen, al universo, su composición y sus propiedades. Los cosmólogos (personas encargadas del estudio de la cosmología), se han dado a la tarea de rastrear y entender cómo se originó el universo, para poder entenderlo en nuestro presente, y predecir hacia dónde va su futuro.
Etimológicamente hablando, sabemos que el término deriva del griego κόσμος, kosmo, que significa “cosmos, orden”, y λογια, loguía, que significa “estudio”. De ahí su significado: estudio del cosmos, del orden. Hoy en día este estudio se extrapola a fenómenos que nos ayudan a entender cómo funciona nuestro universo y cómo ha evolucionado a lo largo de su historia, y de la nuestra propia.
La Astronomía, estudia los astros, agrupaciones específicas de cuerpos celestes, su origen, composición, comportamiento, etc. Mientras que la Cosmología, abarca estos objetos de estudio y va más allá, estudiando el comportamiento de los astros pero también el desarrollo, evolución y comportamiento de otro tipo de agrupaciones, como las galaxias. Además, la cosmología pretende entender la evolución del universo en su conjunto, mientras que la astronomía se limita de cierta manera al presente del comportamiento de los astros.
Como ya lo mencionamos, la cosmología estudia el orden del universo. Pero profundizando en esto, podemos entender que esta ciencia abarca una gran cantidad de temas, al tomar en cuenta cómo se compone el universo; cómo se originó; cómo se ha comportado desde su origen; qué cambios ha sufrido; cómo será en un futuro, en nuestro tiempo y después de él. Todos estos temas son parte del conocimiento científico que pretende poner en términos simples, preguntas complejas de la existencia humana como: “¿de dónde venimos?” o “¿hacia dónde nos dirigimos?”.
En este sentido, aunque la cosmología es una ciencia, en ocasiones, y dependiendo de la cultura, está estrechamente relacionada con la religión o las creencias de tipo espiritual, pues para muchos pueblos los dioses juegan un papel importante en el orden del universo; especialmente para las culturas politeístas.
Aunque antiguamente no se manejaba el término como tal, esta ciencia ha existido desde muchos años atrás; las grandes civilizaciones se apoyaban mucho en los fenómenos astrológicos para poder entender su propio mundo y alrededor de él, su universo. El apelativo de “Cosmología” en realidad data de tiempos modernos, surgiendo por primera vez en el año de 1730, cuando el término se utilizó en la obra de Christian Wolff: “Cosmología Generalis”.
Esta ciencia se basa primordialmente en dos teorías que abordan el tema del origen del universo, la teoría de la relatividad de Einstein, y la teoría estacionaria o del Big Bang. Esto nos permite hablar de las variaciones que puede tener, de acuerdo a las ideas en las cuales se apoya.
La cosmología física surgió con la “Teoría de la relatividad” de Albert Einstein, durante el siglo XX. Este enfoque fue de gran ayuda para la astronomía, ya que permitió que se dieran importantes avances científicos en cuanto observar e investigar objetos muy lejanos y poder desarrollar modelos de estudio de los mismos, a través de los cuales se puede describir científicamente la composición del universo a nivel físico y químico, describiéndolo matemáticamente y comprendiéndolo físicamente.
Dichos avances cambiaron la manera de estudiar los cuerpos distantes, permitiendo que el estudio de sus orígenes, como integrantes de un universo en constante cambio y movimiento, pasara de basarse en observación e incluso, especulación, al registro de un gran número de fenómenos que permiten tener evidencia del comportamiento de los cuerpos celestes y nuestra galaxia, dentro del universo.
Este estudio abarca las distintas estructuras que se pueden encontrar en el universo, como galaxias, agrupadas en sus distintos tipos de grupos (agrupaciones galácticas o supercúmulos); fenómenos originados por agujeros negros, como es el caso de los cuásares; estrellas; explosiones cósmicas y brotes de rayos, etc. Cada dato recabado permite entender cómo evoluciona el universo a nivel tangible (físico), y tener un registro de patrones de conducta y singularidades. Esto dio paso a la cosmología moderna.
Los cambios ideológicos de la teoría de Albert Einstein en cuanto a la física, dieron paso no solo a la unificación de ideas, sino a la búsqueda de avances tecnológicos que ayudarán a que el estudio del universo fuera más preciso y puntual. Al modificarse la perspectiva para entender conceptos como tiempo y realidad, los científicos fueron capaces de entender el universo como un espacio mucho mayor; en lugar de reducirlo únicamente a nuestra galaxia, se pudo comprender que era un espacio mucho más basto, capaz de expandirse rápidamente.
Este avance en el entendimiento del universo se debe en gran parte a Edwin Hubble, astrónomo americano que, mediante estudios de observación de nuestra galaxia, la Vía Láctea, mostró que lo que se observaba y parecía ser manchan difusas y lejanas, no eran partes de esta galaxia, sino la imagen de otras galaxias, cuyo espectro permitió determinar que se estaban alejando de nosotros, dando a entender con esto que el universo se estaba expandiendo.
El uso de tecnología como potentes telescopios y aceleradores de partículas, permitió profundizar más allá de la observación simple de los fenómenos. De los primeros telescopios utilizados que encaminaron el rumbo del estudio de los cielos, fue el del científico italiano Galileo Galilei, quien inventó un artefacto de observación, basado en la existencia del catalejo. Esta aportación a la ciencia también lo coloca como uno de los pioneros de la cosmología moderna.
Esta rama de la cosmología regresa a sus orígenes y, alejada de la ciencias exactas, surge de las distintas perspectivas expuestas por filósofos griegos, aunque también toma como base modelos cósmicos de importantes civilizaciones como los egipcios y los babilónicos. El acercamiento de este estudio se da tratando de comprender el universo desde un punto de vista metafísico, filosófico y en algunos conceptos, desde el teológico.
Irremediablemente, al hablar de filósofos griegos, no podemos evitar mencionar a Aristóteles, cuya aportación a esta ciencia, entre otros, fue la de describir el primer modelo cosmológico que explicaba cómo se movía la Tierra, cuando se pensaba que era el centro del Universo, y cómo funcionaban a su alrededor los demás astros, como la luna, las estrellas y los demás planetas.
En esta concepción aristotélica antigua, el Universo se dividía en un mundo sublunar y otro supralunar. En el primero, la luna es el límite de la Tierra y se establecía que los objetos existentes estaban conformados por los cuatro elementos básicos: agua, tierra, fuego y aire; mientras que en el segundo, los cuerpos celestes se conformaban de éter, también conocido como el quinto elemento, responsable del brillo de dichos cuerpos.
Es bien sabido que los mayas fueron una cultura con un extenso y rico conocimiento del universo, el comportamiento de las estrellas y, probablemente, una comprensión privilegiada de aquello que no podían estudiar de manera tangible, como el espacio y sus cuerpos celestes. Sin embargo, a diferencia de la cosmología moderna, sus creencias tenían una base francamente religiosa, cosmovisión alrededor de lo cual giraba todo lo demás, desde sus costumbres, hasta su manera de entender el mundo.
Para los mayas, su cosmología está llena de mitos que tienen que ver con este poder superior de las deidades que regían su vida, así como una comprensión fantástica del universo. Por ejemplo, en entre algunos de estos mitos, encontramos la creencia de que el universo era un espacio delimitado por cuatro esquinas, en cada una de las cuales había un bacab (hermano), encargado de sostener el cielo. Cada una de estas esquinas estaba asociada con un punto cardinal y un color.
En este universo, existían tres niveles, que a su vez tenían subniveles, que representaban lo que hoy en día llamaríamos la tierra, el cielo y el infierno. En el cielo, o mundo superior, existían 13 niveles, en los cuales habitaban las deidades, cuyo grupo era llamado Oxlahuntikú, que significa: “los 13 dioses”. Mientras que en el infierno o inframundo, había nueve niveles, gobernados por los “nueve señores”: Bolontikú.
Para el pueblo maya, el orden del universo estaba dado por las deidades que representaban cada cuerpo celeste. Esto estaba íntimamente asociado con cada fenómeno natural, como una expresión de los dioses que regían su vida, dictando las reglas de comportamiento a nivel material y espiritual.
En comparación con los mayas, los hindúes no se destacaron por un desarrollo extraordinario de su estudio de las estrellas. Pero como toda civilización antigua, recurrieron a ellas para resolver asuntos de su día a día, como poder calcular el paso del tiempo, para tener una referencia en la cual basarse y establecer entre otras cosas, su calendario lunar, bastante preciso por cierto.
En el caso de esta cultura, la cosmología hindú se basa en la adoración de múltiples dioses, siempre relacionados con criaturas semi-divinas y no humanas, que existían en un universo paralelo. Esta visión politeísta los llevó a desarrollar conocimientos y prácticas muy específicas, cuya comprensión del universo parte de la idea de que no estamos solos, ni somos una raza por completo autosuficiente, sino que estamos profundamente relacionada con las deidades celestiales.
Esto mismo da paso a la creencia de que no hay un solo universo, sino un multiverso donde se pueden encontrar mundos paralelos. En la cosmología moderna, no existen aún pruebas que sustenten esta creencia, si bien sí se ha realizado estudios al respecto.
Sin duda estudiar el origen de algo, permite no solo comprenderlo de mejor manera, sino saber cómo se va a desarrollar y a comportar en un futuro. A lo largo de nuestra historia, y con la presencia de cambios significativos en distintas áreas de nuestra naturaleza, la evolución del hombre se ha ido encaminando hacia lo desconocido, pero cada vez con más datos para saber qué es lo que desconocemos y qué nos depara el futuro.
La cosmología es sin duda una ciencia que juega un papel vital en este descubrimiento y en su aportación a saber más de nosotros mismos como raza. El poder entender el universo en el cual existimos, es la clave para responder a todas esas preguntas básicas que nos hemos hecho desde que tenemos consciencia de nuestra propia existencia.
Si te resultó interesante leer este artículo, recuerda que hay muchos temas que pueden ayudarte a expandir tus conocimientos y relacionarte de una forma distinta con todo lo que te rodea. Te invitamos a seguir navegando en Astrologuías, donde podrás encontrar numerosos temas de interés y estudios de otras ciencias esotéricas como el Tarot o el Zodiaco, muy relacionado con el tema que acabas de leer.