Las relaciones kármicas son más comunes y naturales de lo que crees y aquí te explicaremos por qué. ¿Te ha pasado que una nueva persona llega a tu vida y parece que la conocieras desde siempre, que algo indescriptible te une a ella, y no sabes cómo explicártelo? Probablemente estás ante lo que se conoce como una relación kármica. Quizá las conoces o tal vez no habías escuchado el término; cualquiera que sea tu caso, a continuación conocerás qué son, cómo se originan y cómo vivir con ellas.
Las relaciones kármicas son en un sentido básico, relaciones formadas por pendientes de vidas pasadas. Pero para hablar de este tipo de relaciones es importante saber y asimilar que el tiempo, como lo conocemos, no es lo único que existe. Esto porque el vínculo que puede darse entre dos personas, a raíz del karma, viene de un pasado que muy probablemente te sea desconocido ahora, pues pertenece a vidas anteriores. Con ello, se puede entender que para cada nueva vida hay una reencarnación, la cual se condiciona por tus actos en vidas anteriores. Si tus actos fueron positivos y bondadosos, construiste camino hacia tu evolución; de lo contrario, generaste deudas kármicas que tendrás que pagar en la siguiente vida.
Si en dichas vidas pasadas enfrentaste alguna situación que se quedó inconclusa, puede presentarse nuevamente para darte la oportunidad de lidiar con ella. Si hablamos de karma negativo, que se generó por una relación en la cual existía conflicto, mentira, dolor, o cualquier manifestación negativa, entonces es vínculo se genera a manera de destino. Es entonces cuando se dan estas relaciones que se presentan en tu vida una vez más, para que logres aprender, perdonar y reformar la energía que les da vida, canalizándola hacia algo positivo, hacia la evolución.
Lo anterior explica esa sensación familiar que podemos llegar a sentir al conocer a alguien por primera vez, pero que nos causa una sensación profunda de ya saber quién es. Por lo tanto, hablamos de las almas gemelas o compañeros de karma.
Nos referimos a dos conceptos distintos. Al hablar de “almas gemelas”, es común que se le dé un énfasis romántico. Sin embargo, debes saber que un alma gemela no necesariamente es alguien de quien te vas a enamorar o con quien vivirás algún romance; puede tratarse de una relación con mucho significado con un familiar, una amistad muy fuerte, o incluso algo más “simple” como una relación laboral o escolar. Es decir; se trata de una persona importante, en tanto el aprendizaje que están destinados a vivir juntos a nivel espiritual y energético, a cumplir una misión de vida.
Las almas gemelas son individuos que logran un camino para sí mismos, a través del cual evolucionan y aprenden, aceptándose a sí mismos, pero logrando juntos un objetivo trascendente, un “logro” que puede impactar de manera positiva a los suyos o al mundo.
En cambio, los “compañeros de karma”, son aquellas personas que han generado una deuda kármica, la cual deben “pagar” evolucionando juntos. Por deuda kármica debemos entender que una persona dañó a la otra de alguna manera; quizá incumplió una promesa o generó con sus acciones karma negativo que ha quedado pendiente para ser sanado. El objetivo es pagar el karma y generar dharma.
En contraposición a la relación kármica, se encuentra la relación dhármica, donde en vez de existir un comportamiento dañino, se da ayuda mutua. De tal manera que mientras la relación kármica está marcada por lo dañino, la falta de equilibrio y el ego, la relación dhármica busca la reciprocidad; ayudar al otro para sanar y que la energía sirva para el desarrollo y la evolución.
Como mencionamos anteriormente, la atracción hacia una persona es inmediata; aún cuando no la conoces, hay un vínculo muy fuerte y generalmente inexplicable. A partir de ese momento se busca la convivencia con esa persona y muchas veces, cuando no hay evolución, la relación puede volverse tóxica y generar un apego muy poco sano.
Por lo mismo, es común que este tipo de relación sea como una adicción, independientemente de qué tan armoniosa, o no, sea. Muchas veces no hay límites sanos, debido a esta necesidad intrínseca que da el mismo apego, y te verás en la necesidad de establecerlos. Recuerda que el objetivo es precisamente hacer cambios positivos; trabajar en lo que haga falta para evolucionar, eliminar los pendientes generados en vidas pasadas por el karma y lograr un equilibrio, un balance de las deudas kármicas. Si esto no te da una idea completamente clara, podemos ver también algunas señales generales.
Además de las señales, puedes hacer uso de ciertos recursos, como otras ciencias esotéricas. Por ejemplo, para saber si estás en una relación kármica puedes apoyarte en la numerología.
Esta rama de la numerología te puede ayudar a conocer más acerca de tu destino y de las relaciones que tienes en esta vida, ayudándote a conocer mejor a las personas que te rodean. La numerología kármica tiene el propósito de ayudarte a develar tu misión de alma, saber qué es aquello que debes mejorar, con quiénes puedes relacionarte mejor y cuál es el número que te representa.
Los números kármicos están dados por el nombre; sin embargo, no todas las personas podrán encontrar dichos números en su nombre. Esto depende, como ya mencionamos, del karma, del comportamiento que haya tenido una persona y el uso que le haya dado a las leyes universales en su vida pasada. Si fuiste una persona que no dio lo mejor de sí, o que obtuvo beneficios personales o para su ego con malicia y recurriendo a malas acciones, todo esto se presentará en esta vida y las que estén por venir, hasta que hayas alcanzado el equilibrio.
Estas pruebas que enfrentas cada vez son básicamente manifestaciones de lo que vienes “arrastrando”, y que seguirán presentándose en esta vibración kármica, hasta que logres aprender; hasta que puedas transformar la energía y verlo como algo que está destinado a que te reconstruyas y evoluciones.
Una vez que comprendes esto y tienes como meta pagar tus deudas kármicas, estarás acumulando el bien para buscar el balance. Las vibraciones de tu nombre te pueden ayudar a encontrar recursos para pagar la deuda, la cual si no conoces de manera consciente en esta vida, también puedes descubrirla en tu nombre.
Como bien sabes, los cálculos de la numerología se hacen a través de la suma. En el caso del nombre, sumando los valores de cada letra, con base en el valor otorgado por la tabla de Pitágoras:
1 – A, J, S
2 – B, K, T
3 – C, L, U
4 – D, M, V
5 – E, N, Ñ, W
6 – F, O, X
7 – G, P, Y
8 – H, Q, Z
9 – I, R
La suma se va reduciendo hasta obtener una cifra de un solo número o un número sagrado. En el caso de los números kármicos, la cifra ya no se reduce si llegas a uno de ellos. A continuación te hablaremos de los mismos.
La presencia de este número kármico te habla de una vida pasada en la cual lo tuyo era echar la flojera. Al ser una persona perezosa y probablemente, negativa, no tuviste la capacidad de rendir en aquello que realizabas y por lo tanto, tu vibración kármica se alimentó porque estabas constantemente enojado e infeliz, precisamente porque no fuiste capaz de alcanzar la plenitud. Por lo mismo en esta vida enfrentarás pruebas para ser más eficiente, y una gran actitud para superarlas será trabajando arduamente y con todo. Te habla también de la necesidad de reinventarte constantemente a lo largo de tu vida.
Este es quizá uno de los números kármicos que denota una de las deudas más duras que saldar, ya que habla de experiencias que se reflejan en el cuerpo físico, de los sentidos y el padecimiento de enfermedades. Está muy relacionado con el ego, en el sentido de que la persona no es capaz de generar empatía con otros ni dejarse llevar o permitirse sentir, a veces no solamente por lo que otros sienten, sino ignorar lo que la misma persona siente. Es decir, si tienes este número kármico, es necesario que trabajes en ser humilde; que desarrolles la capacidad de sentir y actuar en consecuencia a lo que sientes, pero a través del amor, la compasión y la tolerancia.
Con este número kármico presente en tu nombre, no deberá sorprenderte que tu vida sea un sube y baja de situaciones; que tengas que enfrentar fuertes cambios donde tus planes no siempre puedan llevarse a cabo como los tenías previstos; es decir, enfrentar la frustración. La deuda que se generó se debe a que fuiste una persona egocéntrica y obstinada, quien difícilmente lograbas ver más allá de lo que querías y por lo mismo, ahora se avecinan experiencias difíciles y dolorosas que te llevarán a entender que no puedes pensar solo en ti, ni vivir en tu mundo sin importarte lo demás. Esto traerá consigo también, lecciones de desapego, especialmente a lo material, por lo cual quizá pierdas dinero y poder.
Con este número kármico deberás pensar en la reciprocidad. Si generas algo negativo, obtendrás algo negativo. Si generas algo positivo, obtendrás algo positivo. Parece muy simple pero hace falta que para enfocarte en lo positivo, seas capaz de tolerar, de enfrentar aquello que desconoces y mantener la energía en el lugar indicado, en balance para vencer la debilidad y poder superar las pruebas que aún no sabes que enfrentarás. Y como pilón, deberás lograrlo sin victimizarte ni querer obtener de otros lo que necesitas, sino consiguiéndolo por ti mismo.
Al igual que la Numerología, la astrología por su parte también considera el karma como parte de su estudio en esta rama. La astrología toma en cuenta que lo que hemos vivido en vidas pasadas, está directamente relacionado con la misión que tenemos en nuestra vida presente, y por lo tanto, puede ayudarnos a guiar cómo nos comportamos e incluso cómo pensamos, para comprender mejor lo que debemos aprender para lograr la evolución y con ella, la felicidad.
Por lo tanto, dentro de la Astrología Kármica podemos buscar soluciones a problemas pasados que nos ayuden a actuar en el presente, con la conciencia de lo que queremos lograr, de la misión que tenemos por delante.
Para entender este concepto, es necesario hablar de los 12 karmas, en los cuales precisamente se basa la Astrología Kármica. Los mismos se ubican en los nodos norte y sur, y tienen que ver con las 12 leyes del karma, las cuales tienen correspondencia con los signos. Todo esto forma una estructura de opuestos, extremos en los cuales todos nos encontramos y que influyen en nuestra personalidad y en cómo actuamos. Nuevamente llegamos al concepto de buscar el equilibrio, de manera que podamos cumplir una misión y pagar nuestra deuda kármica.
Este nodo va de aquello que queremos aprender. En él ubicamos el presente y lo que en éste es necesario que cambiemos para lograr crecer y evolucionar. Este nodo indica hacia dónde te debes dirigir para encontrar el equilibrio.
Por el contrario, este nodo habla del pasado. Aquí encontramos nuestros pasos dados; de dónde venimos. Aquí estarán las acciones que hayamos realizado en el pasado, buenas o malas, que denotan nuestra personalidad y que sirven como guía para saber qué es aquello que necesitamos modificar.
Si quieres conocer más sobre los Nodos Lunares, te invitamos a leer la guía completa que tenemos para ti aquí.
Para poder ponerle fin a este tipo de relación, lo primero es identificarla; hacer consciencia que estás inmerso en ella y tener la disposición de hacer los cambios necesarios para salir de ella, para cortar los lazos kármicos. Para ello debes hacer un análisis profundo de ti mismo, de lo que vives en la relación y cómo te comportas en ella, de tal manera que seas capaz de romper con los patrones que te llevan a conductas indeseadas, en cuestión de tu comportamiento y crecimiento espiritual. Esto a su vez hará que el dolor sea menor y que puedas empezar un proceso de sanación.
Para sanar y saldar el karma que te lleva a una relación kármica, es necesario acudir al perdón. Lo que sea que exista en el pasado, debe permanecer ahí, en tanto que no se repita y sea un eco de ti en vidas futuras, ni en tu vida presente. Pues solo soltando aquello que te afectó y que te llevó a lastimar a otros o a guardar rencor o cualquier manifestación negativa, lograrás liberarte del ciclo.
Es importante que comprendas que las emociones oscuras, como el rencor, el odio, el apego, entre otras, alimentan este tipo de relaciones, inflaman el ego y te alejan de la luz que tú mismo eres. Una vez que entras en consciencia de que existe una relación kármica, tienes la capacidad de cortar con ella. Puedes tomar las decisiones necesarias para acabar con el vínculo kármico y buscar vínculos dhármicos; puedes aprender, superarte en un nivel espiritual y evolucionar.
No te preocupes si piensas que es imposible alejarse de alguien extremadamente importante en tu vida, porque no lo harás. El sanar y terminar una relación kármica, no eliminará las experiencias importantes, el aprendizaje y los vínculos que tienes con la otra persona, todo ello quedará como parte de lo que aprendiste para tu camino de evolución.
¿Nuestro consejo? ¡Aprovéchala! Las relaciones kármicas se presentan por algo y representan una oportunidad. Si tienes una relación kármica, tienes un chance de cambiar, de aprender, de resolver ese conflicto que cargas contigo y que puede dejar de existir en el momento en que aprendas de él y mejores como persona, como alma, como individuo. Tanto tú como la otra persona vivirán este ciclo una y otra vez hasta que logren poner el dedo en la lección y asumirla; hasta que logren evolucionar y perdonar, lo cual es necesario para sanar una relación así. Solo entonces alcanzarás la felicidad.
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